sábado, 16 de febrero de 2008

Historia Antigua

“Después de las largas y enconadas guerras que condujeron a la creación de la confederación itálica, Roma se convirtió en una de las potencias más fuertes del mundo civilizado. Su fuerza militar era más considerable de cual otro de los imperios de oriente […] Roma podía presentar un ejercito tan adiestrado como numeroso constituido por ciudadanos y aliados que luchaban no por dinero u obligación sino por la decisión voluntaria del conjunto de los ciudadanos romanos”

M. Rostovtzeff. Roma de los Orígenes a la Última Crisis
Capítulo V Roma y Cartago



“Después de las largas y enconadas guerras que condujeron a la creación de la confederación itálica, Roma se convirtió en una de las potencias más fuertes del mundo civilizado. Su fuerza militar era más considerable de cual otro de los imperios de oriente […] Roma podía presentar un ejercito tan adiestrado como numeroso constituido por ciudadanos y aliados que luchaban no por dinero u obligación sino por la decisión voluntaria del conjunto de los ciudadanos romanos”

M. Rostovtzeff. Roma de los Orígenes a la Última Crisis
Capítulo V Roma y Cartago


La moneda romana empezó a circular en toda la península. Roma cubrió el territorio con una basta red de camino. La Via Appia y su prolongación, la Via Popilia comunicaban a Roma con el sur de la península. La Via Aurelia y la Via Emila Scauri unían a Roma con Toscaza y Genova. La Via Flaminia cruzaba los Apeninos y establecía la comunicación con el Mar Adriático.[1]
La conquista del mediterráneo. Cartago, la poderosa ciudad fenicia en el norte de África, vio con honda preocupación el avance de Roma hacia el sur. Roma, por su parte, para completar el dominio sobre Italia necesitaba del control sobre sus mares e islas adyacentes. Ambas potencias se disputaron la posesión de Sicilia. La primera Guerra Púnica, que duró 23 años (264 – 241 a.C.) obligó a Roma a convertirse en potencia naval. Roma pudo vencer por mar y tierra y se apoderó de Sicilia.
A los años siguientes, Roma ocupó Cerdeña, sentó pie en Iliria y Epiro y conquistó e inició la colonización de la llanura del Po, y la Galia Cisalpina.
Amílrcar Barcas, prestigioso general Cartaginés comenzó la perdida de Sicilia y Cerdeña mediante la conquista del sur de España.
Sus ricas minas de plata y sus valientes habitantes, los belicosos celtíberos, debían proporcionar a Cartago los materiales minerales y humanos para triunfar sobre Roma.
El hijo de Amílrcar, Aníbal, quien en su niñez juró jamás ser amigo de roma, en la adultez se transformó en uno de los más importantes enemigos de toda la historia romana.


Este fue el contexto que dio origen a la Segunda Guerra Púnica, iniciándose una etapa clave para Roma; pilar en la conformación de su mentalidad imperialista.
Trabajaremos este proceso desde la perspectiva romana, intentando establecer, más allá de cualquier justificación romántica, las causas de orden económico – comercial que generaron éste conflicto; con la convicción de que sólo la cuestión económica es “la” justificación de la guerra, la geopolítica, el honor, y cualquier otra arista está supeditada a este factor.
Para desarrollar esta investigación utilizamos fuentes primarias, como Polibio y Plutarco, y secundarias como Rostovtzeff y Buono – Core, intentando a través de la contratación de diferentes líneas investigativas establecer nuestra propuesta, la que es ampliada en las paginas siguientes y que puede ser revisada por el lector, de quien agradeceremos enviarnos sus importantes observaciones, criticas o consultas.


Economía el Motor Romano
Análisis de los Antecedentes de la Segunda Guerra Púnica

Pese a que las fuentes estudiadas hablan de que Cartago inició las hostilidades de la Guerra Anibalica, podemos ver claramente que tanto los púnicos como los romanos mantienen un marcado sentido imperialista en las acciones que se suceden en esta guerra.
Cartago, que se vio profundamente afectado por la pérdida de la Primera Guerra Púnica, inició a través de Amílcar Barca un proceso de preparación de un ejército para iniciar una guerra de reivindicación. Pero será su hijo, Aníbal Barca, quien asuma el mando, en el año 221, tras la muerte del anterior comandante Asdrúbal, del ejercito cartaginés emplazado en España “el nuevo general comenzó inmediatamente a preparar la guerra contra Roma y a estudiar un plan para invadir Italia”[1], antes de marchar con dirección a Italia toma durante ocho meses Sagunto, aliada romana en España, la cual, tras enterarse de este agravio, declara inmediatamente la guerra a Cartago.
Polibio es uno de los primeros referentes para trabajar nuestra propuesta. El plantea: “Aníbal al preparar el avance contra Roma tomo sus previsiones acerca de la seguridad de las operaciones en África y en España”[2]. Había investigado exhaustivamente la fertilidad de la tierra situada al pie de los Alpes y alrededor del Po, Aníbal desarrolló sus planes no como éstos escriben, son con un alto sentido práctico: había averiguado de modo concluyente la fertilidad del país al que se proponía acudir, la aversión de sus habitantes contra los romanos, y para el paso de los lugares intermedios difíciles se había servido de guías y de unos jefes indígenas que iban a participar de sus mismas esperanzas.
Aníbal al cruzar los Alpes y sortear la resistencia de los Alóbroges y atacó sus ciudad se hizo de una gran cantidad de provisiones, además de gran abundancia de trigo y de ganado para dos o tres días y por sobre todo infundió temor a las tribus vecinas, de manera que los habitantes de las proximidades no lo molestaron en su ascensión.[3]

Aquí nos podemos dar cuenta que tanto Aníbal como Roma desde el principio de la guerra son el motor del conflicto.
Otra fuente a la que recurrimos, Raúl Buono-Core V. a través de su investigación nos permite inferir de forma clara la presencia del factor económico en la Guerra Anibalica; Por ejemplo cuando plantea que Aníbal, pretendía levantar los pueblos que se encontraban “bajo el yugo romano”, quebrando las alianzas y los protectorados que Roma detentaba con diversos pueblos de la península, generando un clima Anti-Romano. Sin embargo esto no ocurrió de manera exitosa, ya que los pueblos de la Península Itálica, que habían vivido un proceso de romanización, recibieron de este toda una forma de organización, que les permitía darse cuenta de lo benéfico y ventajoso de contar con la protección de Roma.[4]
De hecho podemos inferir que para los gobernantes de estas ciudades era muy lógico apoyar a Roma, a la que le debían el éxito y el poder del que disfrutaban.
Pero uno de los factores más importantes es que todos los pueblos que se relacionaban con Roma, se encontraban beneficiados económicamente gracias al dominio romano en los tres mares que circundaban la Península Itálica, lo que les brindaba importantes ventajas de tipo político y económico . Las posibilidades de los comerciantes y armadores se veían incrementadas en este modelo.[5]
Como contraparte a las alianzas y a los protectorados de Roma, surgieron diversas redes de interés, que se intensificaron ante la posibilidad de que Roma reabriese la llanura Padana a los comerciantes etruscos y griegos que tradicionalmente acudían a comerciar a esa zona; Sin embargo, en el transcurso de la guerra, Aníbal tras los desastres romanos en las batallas de Ticino y Trebila, obliga a los romanos a desalojar la llanura Padana, abandonando uno de los puntos más importantes de donde ejercían su hegemonía.[6]
Tras esto, Roma se dedicó a aumentar el número del ejército para frenar el avance cartaginés a Etruria. Pese a que estas derrotas significaron un deterioro a la imagen internacional romana, la mayoría de las legiones se mantuvieron leales a sus acuerdos, y en los momentos de debilidad Roma no alteró en ningún momento las relaciones con sus aliados.
Una de las estrategias utilizadas para impedir el avance de Cartago fue la de instalar guarniciones o sitios fortificados y colonias durante los años anteriores. Cuando estalló la guerra estas posiciones fueron clave en la defensa de sus territorios, logrando de cierta forma, mantener vivo el espíritu de lucha romano y estado psicológico de sus aliados. De esto podemos desprender que los romanos tenían claridad en la necesidad de proteger los intereses de su ciudad, y los de sus aliados, lo que les llevó a prever sistemas defensivos para casos de guerra.[7] Dentro de una visión pragmática podemos decir que el proteger una plaza necesariamente implica gastos, y solo se justificaría un proceso de expansión y retención de esos territorios si es que estos territorios son capaces generar recursos para cubrir esos gastos inicialmente, para luego aportar un beneficio constante, viendo a la guerra como una empresa que debe, necesariamente, generar riqueza.
En el año 216 a.C. los romanos fueron sufriendo un desplome en su imagen de protector, ya que la batalla de Canas, significó mucho más que la derrota del ejercito, sino que represento un fracaso de táctica y estrategia, asuntos que hasta esa fecha los romanos habían demostrado no tener, a demás fue conocido los contactos que Aníbal sostenía con Filipo V de Macedonia, y la incertidumbre por la posibilidad de que se iniciara un nuevo frente complejizaba la situación, y generó que las ciudades que tradicionalmente eran hostiles se levantaran. Pese a toda esta situación adversa, la Magna Grecia se mantuvo fiel a los intereses romanos, así como las colonias latinas que resistieron después de la batalla de Canas[8].
Fue así, como Siracusa traicionando los tratados que tenia con Roma se alió a Aníbal, “en convencimiento de que las debilidades romanas serian definitivas”, afiliándose a quien pensaban sería el vencedor; no es muy difícil inferir que en caso de victoria cartaginesa, Siracusa se viera beneficiada por la influencia comercial – económica que se generaría en las nuevas colonias púnicas, así como las provincias latinas ya se habían visto muy favorecidas por la influencia romana.[9]
Pese a que en términos técnicos el plan inicial de Aníbal se cumplió, (generando una “crisis traumática”) esto no fue relevante para el curso de la guerra, ya que la mayoría de los pueblos aliados se mantuvieron fieles a sus tratados.[10]
No podemos desconocer la importante acción que tuvo la romanización en la mentalidad de las ciudades que Roma anexó o alió a su causa. De hecho el sentimiento complicidad para con los romanos podría haber propiciado un sentimiento de unidad común que condiciona el mantenerse fiel a un “socio” que se encuentra en un “período mala racha”, y que en algún momento anterior benefició tan grandemente la situación de todos sus vecinos. Esto nos parece un complemento para defender el argumento de la economía cómo base para justificar toda la Segunda Guerra Púnica. Maquiavelo decía que “[…] una persona puede soportar bastante bien la muerte de su progenitor, pero la pérdida de su patrimonio puede llevarlo a la desesperación”[11]. ¿Es posible justificar la lealtad de los aliados romanos solo por el factor “amor”?, pensamos que tras este lazo filial, que es real y no discutimos, existe un convencimiento generalizado por parte de todos los aliados de que Roma fue capas de mejorar el estándar de vida de todos, a través de su sistema de organización. Este estándar social más evolucionado propiciado por la influencia romana, sin ligar a dudas debe ser sostenido por parte por una fuerte política de relaciones diplomáticas, pero a demás, por meticuloso desarrollo de las actividades económicas, como el comercio, para generar las divisas para sostener a las estructuras gubernamentales que sustentan el sistema.
Al parecer los dos bandos deseaban derrotar de cualquier modo al adversario incluso si esto le costaba a Roma destruir sus propios campos de cereales “los cuales eran incendiados, los viñedos y los huertos talados y el ganado robado […]”[12] todo esto con motivos militares. Pues Roma sabía que en momentos de crisis se pueden o deben utilizar todos los recursos disponibles para la victoria final; debido a que ésta reporta siempre mayores ganancias a las arcas estatales, a través de la venta de los prisioneros de guerra como esclavos, la explotación de los recursos de las zonas conquistadas, entre otros. En definitiva, Roma está consiente de que al poner todo en juego, a la larga va ha alcanzar el nivel que tanto añora.
Esto ocurre el año 201 a.C., cuando se enfrentan los ejércitos de Aníbal y Escipión, dando por victorioso a las huestes romanas, siendo esto para Aníbal, su primera derrota y su última batalla.
Tras esto, el mismo Aníbal anuncia a sus superiores la derrota definitiva de Cartago en esta Guerra, dejando a su nación con una única opción, someterse al poderío de Roma, y aceptar sus condiciones de paz. Condiciones que incluían fuertes compensaciones económicas, las cuales consistían en diez mil talentos en el plazo de diez años, además de la entrega de las minas.
De la suerte de Aníbal, los antiguos tienen versiones encontradas. Plutarco en las Vidas paralelas, cuando se refiere al final de la vida de Tito Quinto Flaminino hace mención de las posibles muertes que pudo sufrir este General Cartaginés.
“Algunos dicen que rodeándose el manto al cuello, y mandando a un esclavo que mandando a un esclavo que apretando con la rodilla en la cintura tirase con fuerza, haciéndolo este así, le detuvo el aliento y lo ahogó; Pero otros son de sentir que, imitando a Temístocles y a midas, bebió sangre de toro. Livio Refiere que llevando consigo un veneno lo deslió, y que al tomar la taza prorrumpió en estas palabras: ‘Soseguemos el nimio cuidado de los romanos, que han tenido por pesado e insufrible el espantar la muerte de un viejo desgraciado’”[13]

Volviendo a nuestra hipótesis inicial, en donde proponemos que la causa de las hostilidades bélicas en la segunda guerra púnica es de orden económico, y que cualquier otra causa queda supeditada a este factor; creemos que con los puntos expuestos, se puede ya hablar de una “demostración previa”. Y bien decimos demostración previa, ya que entendemos que es necesario realizar un trabajo mucho más extenso, evaluando una mayor cantidad de fuentes primarias y secundarias; lo que no quita que consideremos lo ya trabajado como una base lo suficientemente sólida, como para inferir que la hipótesis podría comprobarse cabalmente.

Observaciones Finales
Hemos intentado demostrar fehacientemente que el factor económico es la causa principal de la Segunda Guerra Púnica. Pero como hemos mencionado al finalizar el desarrollo de nuestra investigación, no nos sentimos aun capaces de aseverar esta afirmación con la solidez de todos los argumentos entregados por el análisis las fuentes, ya que consideramos que, para lograrlo, deberíamos “enfrascarnos” en una investigación que abarcara más corrientes historiográficas, incorporando una mayor cantidad de fuentes primarias y secundarias, estableciendo, por ejemplo, por batalla, cual podría ser el fondo económico que la sustenta, o buscando en la totalidad de las acciones los resultados finales de los que pueden desglosarse una clara incidencia económica, tal vez oculta por la máscara de otro fin menor.
Sin embargo, como ya lo hemos enunciado, pese a las características de esta investigación, dentro de las cuales encontramos el ser alumnos de primer año de historia, el desconocimiento de los posibles autores que representen fuentes relevantes, y por que no decirlo, el limitado, por no decir nulo, manejo de idiomas como el italiano, ingles, latín, griego antiguo, etc… Nos encontramos conformes ya que efectivamente realizamos el ejercicio de “meternos en la fuente”, o de “intentar ver con los ojos de los protagonistas”. No obstante las dificultades ya descritas.
Sentimos que esta investigación ha servido a nuestra formación como investigadores históricos, ya que nos ha puesto a prueba en una situación complicada, pero no por eso menos entretenida, y sentimos que nuestras expectativas iniciales, y con esto nos referimos a los “sentires” más profundos de cada integrante de el equipo de trabajo, han sido cubiertos cabalmente.

Para concluir, queremos mencionar que el rigor con que hemos desarrollado esta investigación, ha reafirmado nuestra convicción de que somos historiadores,… pese a que aun nos falta por leer… demasiado.


Bibliografía


1. M. Rostovtzeff. Roma de los Orígenes a la Última Crisis , 7ª Edición de Buenos Aires Argentina 1993
2. Ricardo Krebs Wilkens, Ximena Toledo O, Eduardo Zapater A.; Historia Universal Geografía General 1º Medio, Editorial Universitaria, Duodécima Edición Santiago, Chile 1995.
3. Polibio de Megalópolis, Las historias de Polibio; Libro III; Traducción de Genaro Godoy A. Ediciones de la Universidad de Chile, Editorial Andrés Bello, Santiago 1970.
4. Raúl Buono-Core V. Roma Republicana: Estrategias, Expansión y Dominio (525 – 31 a.C.) Ediciones Universitarias de Valparaíso de la Universidad Católica de Valparaíso, 2002
5. Nicolás Maquiavelo El Príncipe .Editorial Sarpe España, 1983
6. J. Toutain La Evolución de la Humanidad, Tomo XXII La Economía Antigua. Primera Edición en >>Español Editorial Unión Tipográfica Hispano Americana. México 1959
7. Plutarco, Vidas Paralelas Volumen II Tito Quincio Flaminino Editorial Iberia S:A. Barcelona España 1959.
[1] M. Rostovtzeff, “Roma de los Orígenes a la última Crisis”. Editorial Universitaria de Buenos Aires EUDEBA, 1993, p51.
[2] Polibio. Op. Cit. p 27.
[3] Ibidem. 277 - 287
[4] Raúl Buono-Core V. Ibíd. pp. 39 -40
[5] Ibidem.
[6] Ibidem.
[7] Ibíd. Pp. 81-82
[8] Ibíd. pp. 82 – 83.
[9] Ibíd. pp. 84
[10] Ibidem.
[11] Nicolás Maquiavelo El Príncipe .Editorial Sarpe España, 1983 p.105
[12] J. Toutain La Evolución de la Humanidad, Tomo XXII La Economía Antigua. Editorial Unión Tipográfica Hispano Americana. México 1959 p 209
[13] Plutarco, Vidas Paralelas Volumen II Tito Quincio Flaminino Editorial Iberia S:A. Barcelona España 1959 P 229



El Equipo de Investigación.
Francisco Castro
Juan Pablo Fuentealba
Roger Silva

[1] Ricardo Krebs Wilkens, Ximena Toledo O, Eduardo Zapater A.; Historia Universal Geografía General 1º Medio, Editorial Universitaria , Duodécima Edición Santiago, Chile 1995, P 62

1 comentario:

Anónimo dijo...

mmm historia Antigua todavia me acuerdo del ramo y sufro con esas pruebas que parecian ensayos xD, en los que quedabamos con las manos acalambradas ajajajajja.

en fin entrnado de lleno a las guerra punicas, no soy un gran experto en la materia, o sea mi fuerte no es la historia antigua ni medieval, lo mio es la historia oral sobre todo comtemporanea, en fin obviamente el motor de estas guerras era el economico por que asi se levantaba la vencedora como una potencia no solo del mediterraneo occidental si no que una potencia del mundo mediterraneo y de los imperios o naciones conocidas en esa epoca, de Europa y cercano oriente, ademas de tener fines geopoliticos y de el odio que se profesaban mutuamente estas dos ciudades, eso sobre tu trabajo no lo discuto.ademas trabajaste bien las fuentes y too el show jajaja
ya wn no te aburro
y borra algunas palabras repetidas que hay por ahi ajajaja

JC