domingo, 31 de agosto de 2008

Maria Angelica Illanes

Desde esta humilde tribuna
solidarizo con la Profesora y mi maestra María Angélica Illanes.
la quiere y la respeta Juan Pablo Fuentealba.

Valdivia, 12 de agosto, 2008.

Sr. Director, A través de la presente carta deseo manifestar a Ud. Lo siguiente. En estos momentos se está dirimiendo el Premio Nacional de Historia 2008 a partir de los antecedentes curriculares de cuatro historiadores/as, entre los cuales me encuentro. Al respecto, me he enterado que entre los miembros que forman parte del Jurado que decidirá dicho premio se encuentra el profesor Horacio Aránguiz, con quien, en mi caso, existe lo que formalmente se denomina "conflicto de intereses". El profesor Aránguiz fue la persona que el año 1974, en su calidad de Director del Instituto de Historia de la P. Universidad Católica de Chile -institución en la que yo realicé mis estudios completos de pregrado de Pedagogía y Licenciatura en Historia entre 1968 y 1973-, impidió a través de un memorándum refrendado por rectoría, que yo pudiese rendir mi examen de grado final. A través de este acto, el profesor Aránguiz me negó la posibilidad de obtener mi título profesional, usurpándome mis cinco años de arduo estudio, por el sólo hecho de pensar distinto a él.
Esto, evidentemente, constituye un acto de grave violación a los derechos humanos, en cuanto los estudios y la carrera profesional de una persona es un patrimonio sagrado de su desarrollo personal y de su proyecto de vida. En vista de esta situación, considero que el profesor Aránguiz, más allá de su legítima opción de voto, no está habilitado para revisar, hablar ni menos juzgar mis antecedentes curriculares a propósito del Premio de Historia, después de haber intentado cercenar mi carrera y futuro profesional a mis 23 años, en el contexto político más grave de la historia de nuestro país. Por respeto a mi dignidad personal y de mis hijas, por respeto a todas aquellos jóvenes que fueron entonces exonerados de sus estudios en diversas universidades del país vulnerándose sus derechos humanos fundamentales, así como por respeto a la democracia que hoy intentamos y debemos construir, considero que no es legítimo que un "violador" de dichos derechos juzgue los antecedentes curriculares de una de sus "víctimas".

Le saluda muy cordialmente,
M. Angélica Illanes Oliva